Futuro LED

En las últimas décadas, las viejas bombillas incandescentes han sido substituidas por lámparas fluo-compactas, pero esto no implicaba más que cambiar una bombilla por otra a un precio muy similar.

La tecnología led, en cambio, obliga a un cambio de mentalidad en todos los escalafones de la cadena de consumo. En los últimos años ha hecho que las previsiones para 2020 sitúen a este tipo de lámparas en los primeros puestos a nivel de eficiencia energética.

Respecto a los fabricantes: Conlleva a que los grandes fabricantes deban adecuarse a un nuevo producto que necesita continuas adaptaciones técnicas evolutivas. Por tanto, desaparecen los grandes stocks y obliga a la reactividad e innovación para cubrir las necesidades del mercado.
Respecto a instaladores y distribuidores:  la calidad esperada de la lámpara led solamente es alcanzable con un equipo especialista de I+D que garantice unos sistemas térmicos de alta disipación con electrónica resistente a altas temperaturas y diseños que sean capaces de obtener todo el rendimiento del chip led.
Respecto al consumidor final: el cambio de lámparas incandescentes o fluo-compactas a lámparas led, es comparable al de las cámaras fotográficas con películas film a las cámaras digitales con tarjetas SIM. Comporta un cambio de mentalidad. El consumidor debe empezar a considerar el cambio de lámparas como una inversión a largo plazo gracias al ahorro energético que conlleva.

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En las positivas previsiones realizadas por la EIA se ha tenido en cuenta la larga vida útil que poseen las luminarias LED. Si una lámpara fluorescente compacta posee una vida útil de entre 8.000 a 10.000 horas y una lámpara incandescente tradicional 1.000 horas, los LED duran entre 30.000 y 50.000 horas, con lo que la inversión realizada se amortiza en un breve período de tiempo.

Si hay que estacar alguna de las ventajas de la tecnología LED son:

Consumo de electricidad: puede llegar hasta el 90% si lo comparamos con un foco incandescente, esto se debe a que el 98% de la energía que consume una bombilla LED se transforma en luz y no en calor.

Resistencia: al contrario que las bombillas incandescentes, que pueden romperse con cierta facilidad. Las LED absorben las posibles vibraciones a las que pueda estar sometido el equipo sin producir fallos ni variaciones de iluminación.